viernes, 6 de abril de 2012

La Gestión del Conocimiento una Necesidad Apremiante en Nuestra Universidad.

Msc. Eduardo López Herrera
Docente FAREM. UNAN Estelí.


-Vivimos en el siglo XXI, en la sociedad del conocimiento, en el mundo de los cambios vertiginosos. No podemos quedarnos a la zaga, pero tampoco uniformarnos bajo la egida de la globalización,  porque eso significa no problematizar, no cuestionar, no investigar, no aprender a emprender, no aprender a resolver problemas, por lo tanto a que otros piensen por nosotros, a considerar que el conocimiento es potestad de los poderosos, al fin de la historia como nos ha dicho maliciosamente  el filosofo norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama.
La sociedad del conocimiento y de la información, es un beneficio para nuestras sociedades en tanto herramientas que  nos permiten acceder a un banco de información permanente, no obstante, eso no es todo. El conocimiento de base es importante, pero este no tiene el verdadero valor, sino partimos del medio en que estamos insertos, en la realidad que nos rodea, en la búsqueda de soluciones a los problemas estructurales que nos impiden alcanzar la formación individual, el desarrollo cultural, productivo y social.
El conocimiento se ha venido construyendo a través de la historia, insignes pensadores ha dejado una huella muy visible como constructores del mismo y esto ha sido parte del conocimiento de base que se ha venido construyendo a través de los siglos.“Dame un punto de apoyo y moveré el mundo” dijo Arquímedes, “Pienso, luego existo” decía Renato Descartes y de esa manera sentaba las bases de la ciencia moderna, “Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano”, nos decía Isaac  Newton. En la tesis número once sobre el filosofo Alemán Ludwig Feuerbach, Marx señala: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. El Dr. Jaime Chahin,  especialista en Administración Universitaria de Texas State University, San Marcos, Texas, refiriéndose al papel de las tecnologías en  educación nos dice: “Nuestros estudiantes están preparándose para puestos que todavía no existen, las tecnologías que usarán todavía no se han inventado, tendrán que resolver problemas que todavía no conocemos.  Los estudiantes universitarios de hoy en día transmiten información electrónicamente de varias maneras: correo electrónico, mensajes “twittering”, videojuegos, teléfonos, Google (300 Millones google cada día). Los sistemas en Química cambian cada 6 años, en tecnología cada 2 años y hoy en día la informática se duplicará cada 2 horas”. Las enseñanzas de Paulo Freire son valiosas, en tanto que la educación popular es la búsqueda, la indagación, la gestión del conocimiento a partir de la praxis y  señala: El hombre es hombre, y el mundo es mundo.  En la medida en que ambos se  encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”.
Tenemos un enorme reto como estudiantes, como profesionales, como miembros de la comunidad universitaria,  en cuanto a elevar la calidad de la educación,  en este sentido, gestionar el conocimiento, implica elevar nuestros niveles de formación, de investigación, de establecer colectivos científicos haciendo uso de la multidisciplinariedad, de la interdisciplinariedad, que nos encaminen no solo a encontrar la verdad, sino que también hacerla realidad a través de la praxis.      
La gestión del conocimiento es uno de los procesos que nos parece fundamental en la sociedad del conocimiento donde nos situamos. Se trata de conocer, dinamizar y aprovechar el beneficio colectivo que puede conseguirse de un trabajo colectivo que parte y considera el capital intelectual de los miembros de la organización.
La cultura organizacional es clave para viabilizar procesos dentro de la organización, o dentro de las organizaciones, a lo interno de la universidad,  que nos permita gestionar conocimiento, es decir, darle el principal valor agregado a nuestro trabajo intelectual, a nuestra investigación compartida, a nuestro trabajo en equipo, pero que al final tenga beneficios tangibles para la sociedad.
Soy del criterio de que la utilización del conocimiento para fines educativos, sociales, productivos, etc. sólo sera posible formando equipos de trabajo de diferentes disciplinas e ir construyendo, gestionando conocimiento a partir de trabajos de campo, diagnósticos, entrevistas, observación, estudio individual, estudio en grupo, etc.
La gestión del conocimiento en la universidad, nos debe llevar a desarrollar esfuerzos de investigación donde en su momento los docentes preparemos material que sea de consulta de los estudiantes, también los productos de la JUDC deben convertirse en material de consulta para los estudiantes de las diferentes carreras.  
A proposito de material de consulta, la biblioteca siempre debe estar actualizando la información bibliografica, la biblioteca siempre debe estar en correspondencia con la sociedad del conocimiento que hoy vivimos, debe ser una biblioteca del siglo XXI, incluso su papel debe trascender los préstamos de libros, su quehacer deber ser tambien pedagógico y sin lugar a dudas, depositaria de todos aquellos datos que sirvan para gestionar conocimiento y que docentes y estudiantes los conviertan en información pertinente. El valor de los datos hoy en día, es invaluable, poser datos, es poseer información, es conocimiento, es poder. 
El conocimiento de base disciplinaria es un factor esencial que establece parámetros para nuevos conocimientos, sin embrago, se trata de construir nuevos conocimientos, de innovar, de no imitar, de no copiar, de no cortar o pegar, que se ha vuelto hoy toda una cultura o contracultura. Por ejemplo Internet es un valioso recurso, pero a mi juicio es solo un inmenso banco de información, que nos puede volver dependientes y que dejemos de pensar, de crear, por lo tanto, nuestro primer paso es construir nuevos conocimientos, gestionar nuevos conocimientos a partir de nuestra realidad y hacerlos realmente sostenibles, que significa materializarlos y que reflejen resultados cualitativos.     
Nuestros colectivos de trabajo, nuestras comunidades de aprendizaje, serán sostenibles en la medida que sean capaces de crear, de tener iniciativa en cuanto a problematizar, analizar, indagar, reflexionar, proponer, innovar etc.  La obsolescencia lleva a la insostenibilidad. Nuestro desarrollo cultural, académico, técnico, científico debe ser producto de nuestro desarrollo mental, de aprendizajes significativos, de construcción social del conocimiento.


Noviembre 2011.


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