miércoles, 4 de abril de 2012

Aprender Para Transformar. (Reflexiones sobre la interdisciplinariedad).

Msc. Eduardo López H (Docente FAREM)

Entre los años 1844- 1847, en su cuaderno de notas, Carlos Marx, se refirió al filósofo alemán Ludwig Feuerbach, titulándolo “Sobre Feuerbach”, donde plantea once tesis sobre el quehacer filosófico y es publicado por primera vez en 1888 por Federico Engels; en la tesis número once, señala: Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.  Retomando la tesis antes mencionada, considero que la universidad tiene la enorme responsabilidad de contribuir a la transformación de nuestra sociedad, de nuestro país. No podemos desde las aulas de clase, desde la praxis educativa, solamente interpretar el mundo, porque sería estar contra o a espaldas de la realidad que vivimos, signada por el avance vertiginoso del conocimiento que hoy está acompañado del surgimiento cada vez más abundante de disciplinas y subdisciplinas especializadas.
Hacer ciencia para el cambio estructural dentro y hacia afuera de la universidad, es una responsabilidad científica y académica que tenemos que asumir y el primer paso es: fomentar nuestra cultura científica para enfrentar la fragmentación del conocimiento que, hoy en día, es un freno para la ciencia y para la formación de los profesionales de este nuevo siglo. Para desarrollar procesos de aprendizaje que conduzcan a la trasformación productiva, económica, social, cultural, etc. primeramente tenemos el enorme  reto que es la recuperación de la unidad del conocimiento, es decir, la reintegración del saber desintegrado en numerosas especialidades y subespecialidades compartimentalizadas sin contacto entre sí
El proceso de transformación curricular que vive actualmente nuestra universidad, es un momento oportuno para reflexionar sobre la reintegración del saber y la importancia que tiene la interdisciplinariedad en la construcción de la universidad del siglo XXI.  No es una tarea fácil, pero sí, una necesidad impostergable para la solución de los complejos problemas, tanto de las ciencias naturales, como de las ciencias sociales y humanas.
Edgar Morin insiste en que: “ la universidad de hoy deberá centrase en la formación de un "ciudadano planetario", concentrado en pensar e interactuar con los nuevos problemas y epistemologías que plantea la sociedad actual, la universidad deberá formar para la vida, el sentido, la pasión y la transformación del mundo. Eso implica formar en tres dimensiones analíticas y transversales: a) los nuevos problemas universales/locales; b) las nuevas epistemologías que produce y entrega la sociedad contemporánea; y c) los "saberes civilizatorios" que constituyen las sociedades modernas, planetarias, integradas y complejas”.
La construcción social del conocimiento y los aprendizajes significativos en este nuevo contexto, van a requerir de una praxis interdisciplinaria que sólo será posible a través de la cooperación entre varias disciplinas que incluso debería  llevar, producto de un rico proceso  de innovaciones y de rigor académico,  a la creación de disciplinas híbridas, y como dice: el Ex Rector de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, P. Gerardo Remolina, S.J.  “No existe un único modelo de interdisciplinariedad. Son




muchas las “formas” de actuar interdisciplinariamente; y existen también diversos “niveles” de colaboración e intercambio entre las disciplinas; el más elevado de
ellos es quizás el de la “hibridación”, es decir, cuando de la interacción surge una nueva disciplina”.
Estamos conscientes que tenemos que dar los primeros pasos en este esfuerzo de la unidad del saber y este proceso que no será un parto sin dolor, es decir, que deberá estar signado por ricas contradicciones que conduzcan a propuestas sustantivas alrededor del conocimiento científico; nos debe permitir la construcción de aprendizajes que se encaminen,  no a una praxis educativa de carácter contemplativa o imitativa, sino más bien a la transformación integral del ser  y a la sociedad misma en sus distintas expresiones reflejadas en lo económico, productivo, social  y cultural.
El valor estratégico que reviste la interdisciplinariedad para el desarrollo de la calidad educativa de la universidad, para una visión holística de su quehacer, encaminada a materializar los aprendizajes, a que los aprendizajes sirvan para transformar, hacen oportunas las referencias y el estudio de los aportes de prominentes figuras del campo de la ciencias en sus diferentes expresiones, me refiero a  Jean Piaget, Edgar Morin, Basarab Nicolescu, Ezequiel Ander Egg, Jacques Derrida y Karl Jasper, todos ellos, desde diferentes disciplinas han contribuido a la unidad del conocimiento, porque es la única forma que desde el siglo XXI, podemos enfrentar las perplejidades, las incertidumbres y darle rienda suelta a las utopías por un mundo más justo y más humano.   

Estelí Marzo 2012.     

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