domingo, 11 de marzo de 2012

DURBAN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO.

Msc. Eduardo López Herrera.
Docente FAREM.

En el mes de diciembre del año 2010, recién finalizada la cumbre de Cancún sobre cambio climático, escribí un artículo titulado “ El siglo XXI, es un siglo del conocimiento pero también de crisis”,  en el articulo en mención hice referencia a la cumbre antes señalada como también a la que acaba de concluir  en Durban, Sudáfrica , expresando lo siguiente: “Aun con los acuerdos a que se ha llegado en esta reciente cumbre, considero que el camino no ha quedado pavimentado, el próximo encuentro en diciembre del 2011 en Durban, Sudáfrica, está lejos de poder asegurar que se produzca  un acuerdo más completo”. Y eso es lo que sucedió. En Durban, no se lograron acuerdos sustanciales y continuaremos a merced de las grandes potencias en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero, pero también a la necesidad de un compromiso más serio de los países emergentes y por qué no decirlo, de los países pequeños como Nicaragua que, si bien es cierto sus emisiones no se comparan con los países industrializados, se realizan acciones que afectan la naturaleza y que contribuyen al calentamiento global .
Entre otras cosas, el texto final de la cumbre de Durban prevé para después de 2020 la entrada en vigor de un marco legal aplicable a todos dentro de la convención de la ONU sobre cambio climático, una fecha que, tanto científicos como las naciones más vulnerables, consideran demasiado tardía para evitar un calentamiento global irremediable, los mismos científicos han dejado claro que, de no reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera en un 50 por ciento de aquí a 2050, la tierra se calentará por encima de dos grados centígrados, lo que tendrá consecuencias severas para la humanidad.     
Como en esta cumbre no ha resultado un firme acuerdo en procura de frenar el cambio climático, el  protocolo de Kioto sigue siendo la única alternativa frente a esta compleja situación, no obstante, Kioto no ha representado un salto de calidad, ni lo representará a pesar de su ampliación en la cumbre a un segundo periodo que comenzará en 2013 y se alargará hasta 2017 ó 2020, aspecto todavía por decidir. ¿Por qué no representará un cambio de calidad? Veamos: Japón, Rusia y Canadá han anunciado que no continuarán


con esta segunda fase; Estados Unidos y China los mayores emisores de gases de efecto invernadero continúan oponiéndose a la firma del protocolo, países emergentes como
India y Brasil no son firmantes; en fin, no veo un futuro promisorio, más bien predomina la incertidumbre y los efectos del cambio climático pican y se extienden.
En la cumbre, nuevamente se ratificó el compromiso asumido por los países ricos en Cancún de crear una bolsa de cien mil millones de de dólares anuales a partir del 2020 para mitigar el impacto del cambio climático, sin embargo; esta propuesta sigue sin financiación, aprobándose en Durban sus mecanismos de funcionamiento y su capitalización, que provendrá de aportaciones directas de los presupuestos de los Estados desarrollados y otras fuentes alternativas de financiación.
En definitiva, la cumbre no ha dejado resultados alentadores y es lamentable que hasta 2020 no habrá nada firmado,  lo que refuerza la inseguridad en el planeta para sus más de seis mil millones de habitantes, que también no dejamos de tener responsabilidad en su deterioro.
Gobernabilidad responsable frente al cambio climático.
Ante las resoluciones de las cumbres mundiales sobre cambio climático,  en Nicaragua, no podemos cruzarnos de brazos, porque independientemente de que no somos emisores a gran escala de emisiones de gases de efecto invernadero, estamos siendo afectados de forma muy visible, no obstante; los nicaragüenses tenemos también nuestro grado de culpa, porque deforestamos, contaminamos aguas, manejamos irracionalmente la basura, manejamos el sector agropecuario de manera extensiva, en fin, tenemos que reflexionar y actuar responsablemente.
La gobernabilidad responsable ante el cambio climático es fundamental porque implica reducir el riesgo país, garantizar la seguridad ciudadana particularmente de los sectores vulnerables que son los más expuestos a riesgos ante la variabilidad climática.
La aplicación de las Leyes relacionadas con la temática ambiental debe realizarse sin distingos de colores políticos, clases sociales, etc. además los procesos de capacitación sobre las mismas es una necesidad apremiante, desde luego que la contribución de la población al  tomar conciencia de esta problemática y llevar a la práctica acciones responsables es lo determinante.  




La universidad ciencia y conciencia ante el cambio climático.
¿Estamos frente a una época de cambios o en un cambio de época? En definitiva, que estamos entrando velozmente a esta última; signada por la deslumbrante sociedad del conocimiento, pero también ensombrecida por los efectos nocivos del cambio climático, producto de la acción depredadora del género humano y en particular, de la acción plus utilitaria del Capitalismo a nivel planetario
Como Universidad, estamos llamados a jugar un papel determinante alrededor de esta realidad, no sólo es una responsabilidad de los estudiantes y maestros de Ciencias Ambientales, es de toda la comunidad universitaria,  de la Educación Superior en general.  ¿Cómo no vamos a valorar la inclusión en nuestros curriculum, como eje transversal el tema del riesgo, de los problemas ambientales, de la vulnerabilidad que tenemos como país?,  en este sentido,  las funciones fundamentales que garantizan una educación de calidad, me refiero a la  docencia,  la investigación y la extensión universitaria, serán herramientas claves para producir ciencia y conciencia ante este apocalíptico panorama.
En cuanto a las recientes cumbres anuales sobre cambio climático (Copenhague, Cancún, Durban), la universidad no sólo debe manifestarse ante sus resoluciones; debemos hacer propuestas concretas a partir de la experiencia que nos han dejado los congresos de medio ambiente, las tesis de maestrías de muchos docentes, los trabajos monográficos de los estudiantes, la JUDC, la valiosa experiencia del Centro de Formación y Capacitación en Gestión Integral de Riesgos y Desastres de la FAREM Estelí, los estudios del CIRA y los mismos procesos de aprendizaje ligados a esta problemática. No podemos obviar que como Máxima Casa de Estudios, como formadores de profesionales,  tenemos una enorme responsabilidad moral, académica y científica por preservar el planeta tierra y que los acuerdos de las cumbres no continúen siendo papel mojado y que el calentamiento global sea frenado, por el bien de la humanidad.

Diciembre 2011
Blog. eduardo-educacionyciencia.blogspot.com