Breve
reseña de la historia económica de Nicaragua
MSc. Eduardo López. Docente FAREM Estelí.
Nicaragua ha sido un
país que históricamente ha tenido una economía dependiente y atrasada, ha sido
siempre una economía con vocación agropecuaria
y forestal, esa vocación ha estado desde antes de la presencia colonial
ibérica y se profundizó en el periodo colonial por las características de la
colonización misma, que una vez agotadas las posibilidades de obtener metales
preciosos en abundancia, establecieron para siempre el latifundio agropecuario
de la hacienda tradicional, relegando a la inmensa población autóctona a
labores de peones agrícolas y con el tiempo a pequeños minifundistas con una
situación socio económica muy precaria que ha trascendido hasta el día de hoy a
pesar de los grandes esfuerzos que realizó la revolución sandinista con la
reforma agraria en los años ochenta.
El peso de la economía
colonial fue muy fuerte, caracterizado por el añil, el cacao, los granos
básicos y la ganadería y sus derivados, todo esto en el marco de una
agricultura y ganadería extensiva, la producción antes señalada, estuvo
orientada al mercado nacional y
escasamente al mercado centroamericano.
A mediados del siglo
XIX se inicio la producción cafetalera, rubro introducido por alemanes al país
y a inicios del siglo XX ya ocupaba el primer lugar como producto de
exportación. El café ha sido nuestro monarca agrícola y con altos y bajos en la
producción, se siembra desde hace aproximadamente 170 años, no obstante, los
rendimientos del mismo por manzana han sido deficitarios. En el periodo de la gran depresión económica de los
años treinta, el café cayó en una crisis profunda y fue sustituido por el oro
como principal producto de exportación, sin embargo, el grano de oro, ha sido
el rubro más estable en un repaso de la historia económica de Nicaragua.
En los años cincuenta
se empezó a cultivar algodón en el occidente del país y con este cultivo se
“modernizó” la economía nicaragüense, la modernización obedeció a la
introducción de factores capitalistas en la agricultura, sin embargo, el auge
del algodón no duró mucho y ya para mediados de los años sesenta estaba
entrando en crisis por la competencia internacional y los precios mismos. Es
importante señalar que el cultivo del algodón propició el surgimiento de la
banca privada aglutinada alrededor de los capitales más influyentes del país
incluido Anastasio Somoza Debayle de turno en ese momento.
En los años sesenta,
Nicaragua inició un proceso de industrialización, que se enmarcó en un programa
de factura norteamericana llamado “Alianza Para el Progreso”, este programa se
inscribió en toda una estrategia de Estados Unidos para contrarrestar la
revolución cubana, fue conocido como industria sustitutiva, sin embargo, fue
una industria dependiente que más bien empezó a sentar las bases del
endeudamiento del país. Antes de este
remedo de industrialización, Nicaragua había desarrollado una tímida industria
de carácter artesanal que estaba orientada al mercado local.
A finales de los años
sesenta irrumpieron en el mercado el azúcar y la carne, esta última rápidamente
se ubicó en el mercado internacional dado el potencial ganadero del país, no obstante,
nuestra ganadería sigue siendo en mayor proporción de carácter extensiva igual
que la agricultura, que tienen actualmente, rendimientos productivos de los
años sesenta.
Los años setenta,
además de la agricultura y la ganadería, se desarrolló con ímpetu la industria
forestal y las zonas francas en el campo textil, también el sector servicio
sobre todo en el comercio y la presencia
de transnacionales en el país en diferentes rubros a saber: hotelería, insumos
agrícolas, seguros, automóviles, etc. En los años setenta la economía de
Nicaragua alcanzó un rendimiento estimable, arriba del 60% y por encima de
muchos países de América Latina, no obstante, de que servía el crecimiento, ¿si
la población vivía sumergida en la pobreza? ¿Si había 60% de analfabetismo? ¿Si
pocas personas eran dueñas del 80% de la tierra? En fin, había crecimiento, pero no había
desarrollo y sobre todo para los sectores más vulnerables de la sociedad.
Durante los años
ochenta del siglo pasado, la revolución triunfante en julio de 1979, quiso
cambiar el panorama económico y social, no obstante, la política de agresión
del gobierno norteamericano encabezado por Ronald Reagan, no le dio respiro a
la revolución para garantizar las reivindicaciones al pueblo, orientando la economía hacia la
defensa de la revolución. La revolución reconoció también errores cometidos en la economía al
practicar una excesiva estatización, lo que ha sido corregido en está segunda
etapa de la misma, con la participación del sector privado, pero sin renunciar
el estado al desarrollo de políticas públicas en favor de los sectores más
pobres.
En los años noventa del
siglo XX, con la llegada al poder de la
Señora Violeta Barrios de Chamorro y los siguientes gobernantes Arnoldo Alemán
y Enrique Bolaños, la tónica fue la privatización de la economía en el marco de
las políticas neoliberales y la consecuente aplicación de las medidas de ajuste
estructural que incrementaron la pobreza de la mayoría de la población,
reflejado en los indicadores sociales deprimentes, estos gobiernos volvieron
más ricos a los ricos quedando la economía popular en el total abandono.
En estos últimos diez
años, se han venido dando importantes avances en la economía, impulsados por
los buenos precios de las materias primas en el mercado internacional, la baja
en los precios del petróleo y el apoyo del gobierno a los sectores que impulsan
la economía popular, es decir a los pequeños y medianos productores del campo y
la ciudad, ha esto hay que agregar los programas usura cero, hambre cero, crisol
y otras iniciativas que permitan la inserción en la economía de las PYMES como
factor estratégico para el presente y el futuro económico del país. La economía de Nicaragua es actualmente la de
mayor crecimiento en Centroamérica, alcanzando un promedio entre 4.5 y 5%
anual, además con un manejo responsable de la macroeconomía lo que es
reconocido por el FMI el BID y otros organismos financieros internacionales y
nacionales y aunque hay control estricto para garantizar la sanidad económica, los programas sociales se continúan impulsando
como una forma de restitución de derechos de la población en general.
En definitiva, en estos
últimos años se han dado pasos significativos en la economía, sin embargo hay
asignaturas que se deben aprobar y estas son la productividad y los niveles de
producción, dos elementos importantes para el desarrollo de la competitividad
del país, sobre todo en este mundo globalizado que vivimos, que exige
producción de calidad y en esto, Nicaragua tiene convenios con otros países
como el CAFTA, TLC firmados y el Acuerdo de Asociación con Europa (ADA) que entró en vigencia hace un poco más de un
año.
La meta debe ser crecer
más allá del 5% y eso solo es posible con el concurso de todos los sectores del
país, encabezado por la alianza sector privado, trabajadores y gobierno, de
forma tal que permita que tanto el crecimiento como el desarrollo caminen a la
par y de esa forma derrotar el flagelo de la pobreza y enrumbarnos por el
desarrollo sostenible.
Junio 2016.