miércoles, 19 de septiembre de 2012

El mercado Común Centroamericano

Msc: Eduardo López H. Docente FAREM.

El mercado común Centroamericano nació en los años sesenta y es hijo del Programa Alianza Para el Progreso, programa impulsado por los Estados Unidos con el propósito de contrarrestar a la Revolución Cubana, la Alianza incluía toda una serie de programas, todos con una intención ideológica principalmente los que estaban orientados a la educación.  América Latina en general fue insertada en la Alianza y desde luego Nicaragua, que sufría del dominio de la Dictadura Somocista, una de las más sangrientas de la región era la que cuidaba más celosamente los intereses norteamericanos.

El MERCOMUN, fue el inicio del proceso de industrialización de Nicaragua, llamado también, la industria del periodo sustitutivo, por que lo que se buscaba era la sustitución de importaciones, lo que al final de cuentas no se dio, porque este tipo de industria era de carácter dependiente, por eso se le llamaba industria de toque final. La maquinaria que se utilizó para iniciar la mal llamada industria, era una maquinaria obsoleta que solo servía para darle el toque final a los productos que nos llegaban a granel, por ejemplo: La avena venia en barriles y solo se pasaba a pequeños tarros o el papel higiénico, que sólo se cortaba de las grandes bovinas en que llegaba.

Con la industrialización dependiente  empezó a crecer nuestra deuda externa y esto fue producto de que los equipos industriales no se regalaban, se fueron convirtiendo en deuda pública que poco a poco fue creciendo. Con el MERCOMUN, en Nicaragua se fue acentuando la diferenciación regional, es decir, la región del pacifico fue alcanzando un mayor “desarrollo” en detrimento del resto del país, donde casi era nulo el progreso, sobre todo en el campo de la infraestructura como: carreteras, luz eléctrica, agua, puentes, escuelas, etc.

El mercado común no resolvió los problemas del subdesarrollo y la pobreza del país, más bien nos hizo más dependientes de los países ricos, en particular de los Estados Unidos. En cuanto a la pobreza, las desigualdades sociales eran muy marcadas, lo que ya venia siendo muy visible desde el cultivo del algodón con la introducción de factores capitalistas en la agricultura nicaragüense. Los grupos económicos de poder nacidos con el algodón como el grupo BANIC, BAC y el grupo Somoza, se continuaron consolidando porque incursionaron en otras ramas de la economía como eran los servicios, seguros, la industria, etc.

Para finales de los años sesenta, el mercomun estaba agotado, los diferentes países del área, no habían logrado una verdadera integración, más bien existían disparidades en las actividades industriales que desarrollaban, acentuando los desniveles de “desarrollo” de cada una de las naciones, por ejemplo: Guatemala, El Salvador y Costa Rica tenían un PIB superior a Nicaragua y Honduras, además por los niveles de pobreza de la mayoría de la población, está no tenia la capacidad de consumir lo que se producía.

En síntesis, la industrialización inducida desde afuera, no fue una alternativa viable de los Estados Unidos ni para resolver los problemas estructurales de Centroamérica, ni para contrarrestar a la Revolución Cubana. La Alianza Para el Progreso que era la sombrilla de toda esta estrategia había fracasado, los pueblos continuaron con su lucha en la búsqueda de su emancipación definitiva.

lunes, 17 de septiembre de 2012

EL CAFÉ Y EL MOVIMIENTO COOPERATIVO.

Msc. Eduardo López H
El café es uno de los rubros más importantes de la economía nacional, ha sido nuestro monarca agrícola por más de cien años y según datos del CENAGRO, en nuestro país hay “33 mil productores de café, de los cuales el 90% son pequeños y medianos, es decir, unos 29,700”. Esta categoría de productores que producen el oro verde, se ha  venido organizando a través del tiempo con el propósito de encontrar alternativas de mejorar su producción, su comercialización y por ende a mejorar sus condiciones económicas y sociales que les permita salir del círculo vicioso de la pobreza rural en que han vivido muchos de estos productores.

La organización de los productores de café, ha conducido al desarrollo del movimiento cooperativo, tan esencial para dar saltos de calidad en estos tiempos de globalización excluyente y de un mercado  agresivo, que en el contexto de lo que hoy conocemos como economía del conocimiento, los productores son siempre los perdedores, o los que reciben menos, a pesar de que son los que producen la riqueza material. Aproximadamente unos 14 mil pequeños y medianos productores de café son miembros de cooperativas. 

En Centroamérica, Nicaragua es el país con el mayor número de cooperativas, totalizando 3,410, de estas, más de 800 son cooperativas agropecuarias, destacando unas 180 como cooperativas cafetaleras de primer nivel y unas 18 de segundo nivel. Es importante señalar que el desarrollo del cooperativismo en el campo, esta ligado a profundos cambios que se operaron en Nicaragua en la década de los ochenta una vez derrotada la Dictadura Militar Somocista por la Revolución Sandinista, estos cambios están relacionados con el uso y la tenencia de la tierra que desemboco en la reforma agraria promulgada en 1985. No podemos dejar de señalar que en los tiempos de la dictadura somocista, el 80% de la tierra estaba en manos del 20% de la población, es decir de terratenientes y latifundistas, la mayoría ligados al régimen, por eso, tenemos que entender que el nacimiento del movimiento cooperativo, representa todo un esfuerzo de organización del campesinado por liberarse de la ataduras de los grandes latifundistas, dueños de los medios de producción y promotores de la desigualdad social y económica que todavía persiste en nuestro país y que en el campo tiene huellas muy visibles.  

En un mundo altamente globalizado, de fuerte competencia entre los países productores de café y de asimetrías entre países productores y los que industrializan el café, es de vital importancia el fortalecimiento del movimiento cooperativo, estableciendo lazos de cooperación y desarrollo entre las cooperativas de distinto nivel que permita no sólo el desarrollo del rubro y el aumento de los niveles de exportación, sino que también que nuestros productores accedan a un mejor nivel de vida beneficiándose las comunidades del café en particular y el país en general.

Producir medios de producción que es lo que han venido haciendo los países ricos desde la primera revolución industrial y producir medios de consumo que es lo que producimos los países subdesarrollados es una tendencia que no ha variado y que ha ensanchado la diferencia entre ambos, es decir, el deterioro de los términos de intercambio es cada día más pronunciado, por eso, desde la perspectiva de un mundo menos desigual, de relaciones económicas internacionales más justas, sigue teniendo vigencia el comercio justo, movimiento que nació en 1964 en el marco de la conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (UNCTAD). En el marco de este tipo de comercio es que tenemos que ver la relación entre las cooperativas y los compradores del grano de oro en el mercado internacional, en este sentido, las cooperativas han venido aumentando sus niveles de exportación, pasando del 2% en 1990-91 al 20% en 2010-2011, además el 85% del café orgánico que se exporta sale de las cooperativas, estos indicadores de exportación nos indican que poco a poco el monopolio exportador de transnacionales como CISA y Atlantic que operan en Nicaragua, va decayendo, lo que es altamente significativo para el país, porque es el movimiento cooperativo el que se beneficia, que es igual a decir, las familias del café. 

En este cambio de época que vivimos, la vocación agropecuaria y forestal de Nicaragua debe consolidarse y esto solo será posible realizarlo con educación, con tecnología, con apoyo crediticio, con conciencia ambiental y con espíritu emprendedor y esta consolidación incluye el café, nuestro principal producto de exportación y donde las cooperativas tienen un papel de vital importancia, como piezas claves del engranaje productivo, económico y social del campo nicaragüense, el que tenemos que trasformar en este siglo de esperanzas por una Nicaragua mejor.

La Cumbre de Rio +20.

Msc. Eduardo López. Docente  y Miembro del Consejo de Facultad FAREM. 

En junio de  1992, se celebro en Río de Janeiro, la primera cumbre de la tierra, que reunió a 125 Jefes de Estado y de Gobierno  de 178 países y  aproximadamente a 400 representantes de organismos no gubernamentales, en esa cumbre se establecieron acuerdos de invaluable importancia en la permanente lucha por salvar al planeta tierra.

La Cumbre de Rio produjo dos acuerdos no obligantes: la Declaración sobre Ambiente y Desarrollo y la Agenda 21. La primera contiene 27 principios relacionados con el desarrollo y el ambiente entre los cuales se incluyen algunos como los # 3 y #4 que hacen explícita referencia a la protección ambiental, al desarrollo sustentable y a las políticas demográficas apropiadas. La Agenda 21 representa un plan de acción basado en esos principios.

En la  cumbre se asumieron compromisos que condujeron a una serie de reuniones internacionales que produjeron tratados importantes como: la Convención de Cambio Climático, la Convención sobre Biodiversidad y la Convención de Combate a la Desertificación. Además se crearon dos instituciones importantes: la Comisión Mundial para el Desarrollo Sustentable (UNCSD) para hacer el seguimiento de la Agenda 21 y la “Global Environmental Facility” (GEF) para ayudar a los países en desarrollo a enfrentar los retos ambientales globales.

Es importante señalar que en la cumbre de Río del 92, se profundizo en el tema del desarrollo sostenible, un tema que nació en 1987 con el llamado “ Informe Brundtland” que entre otras cosas señalaba que “ la protección ambiental había dejado de ser una tarea nacional o regional para convertirse en un problema global. Todo el planeta debía trabajar para revertir la degradación actual. También señaló que debíamos dejar de ver al desarrollo y al ambiente como si fueran cuestiones separadas”. El concepto de desarrollo sostenible sirvió de eje a dicha cumbre.
Ha corrido mucha agua bajo el puente en este tema de la preservación de la Madre Tierra, asediada por las prácticas irracionales del genero humano hacia el medio ambiente, que ha llevado como dice la Sociedad Geológica de Londres a la finalización de una era geológica, el holoceno y a iniciar una nueva, el antropoceno, con graves consecuencias para la preservación del planeta y por ende de la especie humana. Frente a esta amenaza, por más de dos décadas se han celebrado numerosas cumbres en favor del medio ambiente y la disminución del cambio climático. A juzgar por los resultados, unificar posturas y arrancar compromisos entre los participantes es tan complicado como la solución al problema.

La más reciente de las cumbres,  Río +20 , en donde se reunieron alrededor de  45,381 participantes, 188 delegaciones oficiales, más de 100 jefes de Estado y  9, 856 ONG´s y grupos mayoritarios, no se cumplieron las expectativitas que se tenían alrededor de encontrar soluciones que viabilizaran una estrategia común por la salvación de la bolita del mundo,  primó la lógica de que era preferible tener cualquier acuerdo a no tener ningún acuerdo.  

Los grandes temas de la Cumbre eran economía verde en el contexto de la sustentabilidad, erradicación de la pobreza y el marco institucional del desarrollo sustentable.  Las áreas prioritarias se centraron en empleos dignos, energía, ciudades sustentables, seguridad alimentaria,  agricultura, agua, océanos y desastres.

En Río los líderes no fueron  capaces de dar respuestas contundentes a las demandas planetarias por un medio ambiente sano y descontaminado. De momento no habrá nuevos mecanismos de financiación para políticas de desarrollo sostenible, ni un acuerdo para crear una agencia que sea el brazo medioambiental de la ONU (actualmente lo que existe es el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente –PNUMA-), ni nuevos pasos al frente en la protección de los océanos, ni la decisión de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles o medidas que contribuyan a la erradicación de la pobreza en el mundo.

Para Barbara Stocking, directora ejecutiva de Oxfam Gran Bretaña, "Río será recordada como la cumbre del engaño. Vinieron, hablaron, pero no actuaron. Elegimos a los gobiernos para que hagan frente a las cuestiones que nosotros no podemos afrontar solos. Pero no están proporcionando el liderazgo que el mundo necesita desesperadamente. Paralizados por la inercia y sujetos a demasiados intereses, muchos gobiernos son incapaces de unir los puntos y solucionar las crisis medioambientales, de igualdad y económicas, todas interconectadas”.
Greenpeace, por ejemplo, cree que la cumbre "pasará a la historia por la falta de ambición de los Gobiernos participantes, y por sus buenas palabras vacías de contenido".

Uno de los temas más controversiales de la cumbre ha sido el concepto de “economía verde”, para muchos organismos este concepto representa una mercantilización del medio ambiente, si partimos de que en los países ricos no existe la voluntad política por reducir las amenazas a la Madre Tierra y serían los mayores  beneficiados no solo por su capacidad económica sino también por sus ventajas tecnológicas, como por ejemplo la nanotecnología, la biología sintética y la geoingeniería que fueron discutidas en la preparación de la cumbre.

Nestor Martínez, en el Diario CoLatino.com  señala que: “Una economía verde – dice un documento de la ONU-  está destinada a  promover la industrialización basada en la eficiencia de recursos, asegurando un  acceso fiable, local y asequible a la energía y la tecnología, así como mejorar la  eficiencia en el uso de los recursos que podría mejorar la competitividad de la  región (Latinoamérica)”. Aquí encontramos la competitividad, que como antes señalamos es un paradigma del capitalismo salvaje”.

Frente a este tipo de cumbres, a sus resoluciones, frente a las amenazas que sufre el planeta tierra, ¿Qué estamos haciendo las universidades? ¿De que manera estudiantes y docentes nos empoderamos de esta situación? Estudiamos, investigamos, escribimos sobre esta problemática? ¿Esta la trasformación curricular estableciendo como eje trasversal en los programas de asignatura los problemas del medio ambiente, el desarrollo sostenible y sustentable ? ¿Cuál es el rol de la universidad para reorientar el futuro del país? Tenemos un enorme reto como máxima casa de estudios y no podemos defraudar a la sociedad y al país, la ciencia debe estar al servicio del desarrollo nacional sobre todo en este siglo XXI de incertidumbres y de esperanzas por un mundo mejor en un ambiente sano y de prosperidad.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Cultivo del Algodón en Nicaragua.



Msc. Eduardo López H. Docente FAREM.

El algodón se empezó a cultivar en Nicaragua a inicios de los años cincuenta y esta decisión de producir algodón, no fue una decisión soberana, respondía más bien a los intereses y a la decisión de los Estados Unidos de que Centroamérica cultivará algodón y así suplir la demanda internacional que se había reducido debido a que los mismos Estados Unidos estaba en guerra contra Corea en 1950.
El algodón “modernizo” la economía nicaragüense, en cuanto a introducir variables que caracterizan al sistema capitalista, por ejemplo: la relación salarial con los trabajadores, la obtención de plusvalía, la mecanización de la agricultura, el valor agregado a la producción, etc.

Con el algodón se definió con mejores rasgos la burguesía nicaragüense, es decir además de las actividades agrícolas con carácter capitalista, incursionó en el campo de la industria y de los servicios destacándose los servicios financieros al estructurase tres grupos económicos de mucho poder como eran: El grupo Pellas con el banco de América, el grupo BANIC con el Sr. Eduardo Montealegre y el grupo Somoza con el banco de Centroamérica.

Con el algodón se logro un desarrollo relativo de la región del pacifico de Nicaragua y esto tiene su lógica no solo porque la Capital queda en esa región, sino también porque el algodón se sembró en León. Chinandega y Masaya generando una intensa actividad económica en esa región. El total de manzanas sembradas anduvo por el orden de las trescientas mil.

Con este cultivo se inicio un proceso de industrialización del agro nicaragüense, no obstante, esta industrialización era de carácter dependiente y además vino a favorecer a unas pocas familias que se enriquecieron a costa de miles de pequeños productores que fueron despojados de sus tierras y obligados a venderles su fuerza de trabajo quedando en la más absoluta pobreza. Una buena cantidad de campesinos fueron trasladados a colonizar la zona que hoy se conoce como Nueva Guinea, esto fue hecho como una “recompensa” por haberlos sacado de sus tierras, no obstante fue una acción humillante la que cometieron con ellos.

La siembra de la mota blanca, fue un verdadero holocausto ambiental, las tierras de occidente fueron bombardeadas de químicos requerido por el cultivo, y esto provoco uno de los mayores desastres ambientales en Nicaragua, no solo contaminando las tierras, también el manto acuífero, las personas, el hábitat natural de la flora y la fauna, en fin, una degradación ambiental de la que todavía no se recupera la región occidental de nuestro país.