martes, 26 de abril de 2011

Reflexiones sobre el papel de la mujer en Nicaragua.

Reflexiones sobre el papel de la mujer en Nicaragua.

Eduardo López H.


Las mujeres nicaragüenses han vivido en términos históricos una situación muy difícil, su condición de mujer o sexo débil como se les ha llamado, las ha relegado a personas de segunda categoría, habiendo nacido según la tradición machista para procrear hijos y para ejercer labores domesticas en el hogar. En pleno siglo XXI, todavía en Nicaragua son muy visibles las expresiones culturales machistas que hacen de la mujer un objeto, salvo excepciones de organismos e instituciones que luchan por hacer valer el papel de la mujer en nuestra sociedad.
A pesar del peso de la tradición que ha condenado a las mujeres nicaragüenses a un rol de segunda clase, no podemos obviar su lucha  por hacer valer sus derechos, ha estado presente a largo de la historia y sobre todo en el siglo XX donde las mujeres dieron muestras contundentes de su deseo de emanciparse no solo de la tradición machista que quedo establecida desde la colonia, cuando las mujeres fueron obligadas a servir sexualmente a los conquistadores,  sino que también por sus derechos ciudadanos y políticos que son al fin derechos humanos  muy bien merecidos para un sector de la sociedad que representa más del 50% de la población y que hace un aporte invaluable al desarrollo social, económico y productivo a nuestro país.
En su larga lucha por emanciparse, es importante señalar que desde  1920 las mujeres nicaragüenses comenzaron a tomar conciencia nacional antiimperialista al involucrarse en la lucha del general de hombres libres Augusto Cesar Sandino, incluso un grupo de mujeres, por qué no decirlo, de prostitutas, rescataron los fusiles del traidor José María Moncada para entregárselos a Sandino.
Es imposible entender la historia de Nicaragua sin la participación de la mujer, sobre todo en la lucha contra la dictadura somocista y auque gran parte de los cargos de liderazgo estuvieron en manos de los hombres, la participación de las mujeres  en la lucha fue parte de una tradición en el movimiento sandinista. Su numerosa participación puede entenderse claramente cuando se considera las condiciones de vida que sufrieron las mayorías en Nicaragua. Hubo una terrible disparidad entre la extrema pobreza de la gran mayoría y la riqueza de una minoría marginal. La situación económica tuvo un efecto particular en las mujeres de Nicaragua. Las mujeres eran una gran parte de la fuerza laboral  y muchas veces eran el sostén de la familia cuando el marido las abandonaba. La escritora Margaret Randall afirma que “ La numerosa participación de la mujer en el proceso revolucionario fue en parte el resultado de su integración en la economía nacional.” Con el triunfo de la revolución sandinista fue posible empezar a dar pasos firmes en la abolición de  la discriminación de la mujer desde el punto de vista político, social, económico y cultural.
En términos organizativos, la expresión más visible en Nicaragua fue la fundación de AMPRONAC ( asociación de mujeres ante la problemática nacional) en el año 1977, un invaluable primer esfuerzo por organizar, dirigir e intentar romper las barreras que impedían la integración total  e igual de la mujer  en nuestra sociedad.







El aporte de la mujer por la liberación de Nicaragua no solo se centró en su lucha por hacer valer sus intereses, sino que además aporto sus hijos quienes entregaron sus vidas por el país, tanto en el periodo de la dictadura como en la defensa de la revolución, este
ha sido un aporte sin precedentes en la liberación de un pueblo, de ahí, la enorme autoridad moral de las mujeres por reclamar su espacio de primer orden en la sociedad,
Magda Enriquez, dirigente del movimiento de mujeres Luisa Amanda Espinoza durante el periodo revolucionario de los años ochenta señala lo siguiente en relación al papel de la mujer en el derrocamiento de la dictadura: “ A lo largo de toda esta experiencia, no solo aprendimos de lo que éramos capaces de hacer, sino además la imagen de las mujeres comenzó a cambiar en la sociedad nicaragüense. Nuestro pueblo comenzó a darse cuenta de que éramos capaces nosotras, como mujeres. De hecho, nunca dijimos que éramos iguales, simplemente lo demostramos en el campo de batalla, en las barricadas, en las montañas y en las ciudades.”
Para las mujeres nicaragüenses afortunadamente los espacios ganados en el ámbito jurídico encuentran bases sólidas para legitimar la igualdad de derechos y deberes de hombres y mujeres en Nicaragua; sin embargo, todavía es necesario desarrollar conciencia alrededor de las costumbres y la cultura, como también las reflexiones y acciones que debe llevar a cabo la sociedad política por reconocer el papel de la mujer y su aporte en la lucha por una sociedad mejor, la que encuentra obstáculos actualmente en las consecuencias de la aplicación en estos últimos quince años de las políticas neoliberales que has sido altamente negativas desde el punto de vista socio-económico para nuestro país, reflejándose en los crecientes  niveles de pobreza de nuestra sociedad, que hoy abarca al  75 % de la población y donde las mujeres del campo y la ciudad son parte de esta dramática situación, sin embargo, el reto esta planteado y en estas nuevas circunstancias históricas, los y las nicaragüenses debemos enfrentar el futuro y enrumbarnos por la senda del desarrollo que tanto lo necesitamos las presentes y futuras generaciones.

domingo, 24 de abril de 2011

El siglo XXI es un siglo del conocimiento pero tambien de crisis


EL SIGLO XXI, ES UN SIGLO DEL CONOCIMIENTO, PERO TAMBIEN DE CRISIS.  


Eduardo López Herrera.



El mundo sigue avanzando a pasos agigantados hacia la consolidación de  "la sociedad del conocimiento", la cual se caracteriza por la aplicación intensiva del saber en todos los órdenes de la vida social y productiva, una sociedad del conocimiento es aquella en la cual el principal valor para el desarrollo socio-económico es el trabajo de la gente a partir de su conocimiento.
El desarrollo y la aplicación de saberes es lo que distingue a las sociedades desarrolladas de hoy y por el contrario, su carencia es lo que posterga a las menos desarrolladas. Lo mismo puede decirse a nivel de las personas. Por ejemplo la  UNESCO,  ha adoptado el término “sociedad del conocimiento”, o su variante “sociedades del saber”, dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación únicamente con la dimensión económica.
Desde el punto de vista educativo, la sociedad del conocimiento no debe implicar sólo información, el gran problema de una concepción educativa centrada en el acceso a la información, reside justamente en la dificultad que existe para que la información pueda ser asimilada, interiorizada y trasferida a nuevas situaciones de la vida en las que puedan ser útiles  y oportunas. Sin duda, uno de los grandes desafíos de la educación contemporánea, en esta era del conocimiento, tiene que ver con la formación de las nuevas generaciones, no sólo para desenvolverse en un contexto de fluidez tecnológica, sino sobre todo, para saber buscar, analizar, sistematizar y desarrollar criterios con relación no sólo a la información disponible sobre distintos temas, sino también con relación a la naturaleza  y confiabilidad de las fuentes, por ejemplo, el complejo panorama que ya estamos viviendo con el cambio climático, presenta muy variada información, que nos debe permitir como académicos de la universidad analizarla con profundidad y sacar nuestras propias conclusiones sin perder la perspectiva del conocimiento de base que se tiene sobre el fenómeno, lo mismo que los diferentes tipos de vulnerabilidad que sufre nuestra población, sobre todo la más pobre, como producto de los efectos del cambio climático.
Independientemente de las preferencias o de las definiciones de los términos, sociedad del conocimiento o sociedad de la información, ambos son de un enorme valor para el presente y el futuro de nuestras sociedades, se trata de entender en las práctica su significado. Para la educación en sus diferentes modalidades la implementación de ambos es necesaria por ser herramientas que fortalecen el proceso enseñanza-aprendizaje de manera integral, desde el punto de vista de la sociedad de la información incorporando las nuevas tecnologías al trabajo educativo, desde la perspectiva del conocimiento fortaleciendo el plano de las ideas, de lo intangible, como el recurso más valioso en este cambio de época que vivimos. El uso creativo de ambos términos debe ser la divisa principal en la búsqueda de resultados tangibles ya sea en el plano productivo o concretamente en el terreno de la educación, donde deben ser aprovechados al máximo, sobre todo en países pobres donde el déficit en materia de tecnología y conocimiento es significativo producto del atraso histórico que vivimos.
Si bien es cierto que la sociedad del conocimiento nos impone retos que requieren mucha responsabilidad, tanto de personas, como de instituciones, organismos y gobiernos, no es menos cierto que la misma no debe de asumirse de forma acrítica, se debe de valorar su importancia para las generaciones presentes y futuras, pero reconociendo que no debe ser impuesta, sobre todo desde los países ricos, que en el contexto de la globalización se han vuelto cada vez más ricos. Desde la perspectiva educativa,  el vinculo entre modelos curriculares y sociedad del conocimiento debe ser dialéctico, que permita el desarrollo integral de los educandos y con las competencias necesarias que el mundo de hoy demandan, ¿Cómo no vamos a valorar la inclusión en nuestros curriculum, como eje transversal el tema del riesgo, de los problemas ambientales, de la vulnerabilidad que tenemos como país?  O por ejemplo, en programas de capacitación que impulsan organismos no gubernamentales con sectores que por su situación de pobreza viven en permanente riesgo.


Nicaragua es un país vulnerable ante los efectos del cambio climático debido al incremento de los eventos extremos como sequías, huracanes y lluvias intensas. Se proyectan incrementos de la temperatura media entre 1 y 2 grados centígrados para las primeras décadas (2020-50), y entre 3 o 4°C para finales de siglo, siendo la Costa del Pacífico la zona de mayor incremento. Estos cambios aumentaran los niveles de pobreza, la seguridad alimentaría, el empleo,  el desarrollo sostenible y otros aspectos sensibles de la vida.
He considerado importante iniciar con las reflexiones anteriores y vinculando el tema del conocimiento con la educación formal o con programas de capacitación, porque los que trabajamos con sectores vulnerables  es a los que nos corresponde llevar adelante el debate sobre esta impostergable temática, de la cual no podemos estar al margen, tanto en términos teóricos, como también prácticos; pero además, tenemos que preguntarnos ¿ acaso esta sociedad del conocimiento no ha estado precedida de un imponente despliegue del sistema urbano-agro-industrial a escala global, que se da con un incremento poblacional mundial sin precedentes? Para la sociedad geológica de Londres, el despliegue antes señalado, “ha actuado como una autentica fuerza geológica con fuertes implicaciones ambientales.”
No existe la menor duda que la globalización , como  expresión del “capitalismo salvaje” y como un sistema que se basa en el crecimiento y acumulación de dinero sin fin, es la principal fuerza geomorfológica que está alterando el funcionamiento del clima de la tierra (emisión de gases), la composición y características de sus ríos, mares y océanos, la magnitud, diversidad y complejidad de la biodiversidad planetaria, paisajes, etc.
¿Estamos frente a una época de cambios o a un cambio de época? En definitiva, que estamos entrando velozmente a esta última; signada por la deslumbrante sociedad del conocimiento, pero también ensombrecida por los efectos nocivos del cambio climático, producto de la acción depredadora del género humano y en particular, de la acción plus utilitaria del capitalismo a nivel planetario
Para la sociedad geológica de Londres, lo que está aconteciendo en el orbe, es un nuevo tiempo geológico, como consecuencia de la aparición de una nueva fuerza capaz de modificar por sí sola la faz de la tierra: La Humanidad, y ese tiempo geológico lo denominan El antropoceno, en sustitución del holoceno, éste con unos doce mil años de duración, que coincide con el inicio de la agricultura y la expansión y evolución de las distintas civilizaciones humanas y que según esta sociedad, ha llegado a su fin.
¿Sera posible que el enorme despliegue material y humano acontecido durante el siglo XX, esté llevando al planeta al colapso geofísico y biológico? No hay la menor duda, incidiendo de manera directa y dañina en la cubierta natural del planeta, la Biosfera, la que se merma y degrada a pasos agigantados.
¿Qué factores han hecho posible un crecimiento mundial sin parangón en el siglo XX, que haya permitido el enorme despliegue del capitalismo en su fase globalizadora, así como el enorme incremento de la población, producción y consumo que ha llevado aparejado? Para muchos estudiosos de esta compleja realidad que vivimos y que amenaza con nuestro colapso como civilización, se encuentran la energía abundante y barata, sobre todo de origen fósil (petróleo, carbón y gas natural) y la disposición también barata y abundante de recursos claves para su despegue: agua, minerales (incluido el uranio), alimentos y biomasa, que han estado disponibles por la misma existencia de energía abundante y barata a lo largo de todo el siglo, con algunos altibajos, pero que al fin se ha impuesto el derroche de energía.
En el caso particular de nuestro país y por nuestra condición de país dependiente en términos históricos del capitalismo norteamericano, en lo que se conoció como la división internacional del trabajo, tenemos nuestra cuota en esta crisis, en parte, porque de nuestro suelo se han extraído recursos con fuertes impactos medioambientales, a manera de ejemplo puedo citar la explotación maderera en el caribe y el norte por empresas norteamericanas durante una gran parte del siglo XX, la explotación minera en el caribe, centro y occidente del país y la siembra y cultivo del algodón, que es uno de los mejores reflejos del sistema urbano-agro-industrial que dejó en el occidente de Nicaragua  un panorama apocalíptico en términos ambientales.
Pero por otra parte, no podemos obviar que nuestra corresponsabilidad en la crisis está determinada por el incremento poblacional en las últimas décadas, los volúmenes de desechos producidos por ese mismo incremento, la enorme masa material que producen las construcciones de todo tipo (casas, carreteras, edificios de negocios, escuelas, vehículos, etc), el despale indiscriminado, las quemas para la siembra, el uso irracional de químicos en la producción agrícola, la contaminación de las aguas, etc. Por ejemplo, en nuestro país, se están consumiendo anualmente más de cinco millones de metros cúbicos de leña, lo que implica reducción de la cobertura boscosa con los consecuentes resultados que se reflejan en los diferentes tipos de vulnerabilidad.
Ejemplos de lo señalado en el párrafo anterior se refleja en lo siguiente: la población de Nicaragua 1950 era de 1,049, 611 habitantes, siendo actualmente cinco millones y medio; en la caso particular de Managua, la ciudad actualmente, enfrenta serios problemas ambientales, como el caso de la basura, produciéndose diariamente más de dos mil  toneladas, producidas por una población consumista, donde en miles de sus habitantes predomina la cultura de “usar y tirar”, identificándose más de doscientos botaderos ilegales de basura,  a esto hay que agregar los efectos del invierno en la infraestuctura de la ciudad, en donde treinta y cuatro puntos críticos obstaculizan el paso de las aguas pluviales y otros problemas que nos indican que la ciudad ha llegado al tope de su carga, lo cual debe mover a la reflexión y a la acción, antes de que tengamos un holocausto de insospechadas dimensiones. 

Otro ejemplo importante, es el caso del Municipio de Estelí, quien en los últimos diez años ha triplicado su población; sus 120, 000 habitantes viven en 64 barrios, tres distritos y cinco zonas rurales. La ciudad en particular, ha tenido un crecimiento significativo: En 1979, la población urbana de la  ciudad era aproximadamente de 35,000 mil habitantes; con la población actual, la capacidad de carga de la misma es demasiada, reflejándose en problemas ambientales y por ende de vulnerabilidad; por ejemplo, los pobladores producen diariamente 250 m3 de basura, el despale en los alrededores de la ciudad es inmisericorde por parte de pobladores de escasos recursos en el afán de proveerse de leña, la cultura de usar y tirar, el incremento del parque automotor, más de veinte mil vehículos circulan diariamente en la ciudad, los efectos de la siembra de tabaco, en fin, todo esto y más nos califica para la era antropogénica, para la sociedad  en crisis.
Como principales amenazas naturales, las inundaciones y deslizamientos son frecuentes y afectan principalmente las comunidades rurales  y zonas bajas del municipio.  El municipio de Estelí está amenazado por 23 puntos críticos, entre ellos: fallas geológicas, deslizamientos, derrumbes e inundaciones. El Alcalde de Estelí, Francisco Valenzuela, señala que en el municipio, existen varios tipos de vulnerabilidad: La vulnerabilidad ambiental, física, estructural y socio económico, esta última ejerce una enorme presión, porque ante las condiciones de pobreza, muchos pobladores ejercen presión sobre los recursos naturales sobreexplotándolos, se reasientan en zonas de mayor riesgo y construyen viviendas con material inadecuado y sin ningún control de calidad.
No podemos obviar que la vulnerabilidad de los pobres ante el cambio climático y los desastres naturales en Nicaragua, junto con la degradación de los recursos naturales y ecosistemas y la pobreza rural, conforman un círculo vicioso de empobrecimiento, agudizado por los bajos niveles educativos, el alto crecimiento poblacional y la sobreexplotación de la biodiversidad. Por tanto, los grupos más vulnerables y afectados por eventos climáticos suelen ser los más pobres: niños y niñas, mujeres cabezas de hogar, campesinos, indígenas y afrodescendientes y esto es altamente preocupante si partimos de que
Nicaragua es notable entre los países centroamericanos por la frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos. Según el Centro de Investigación de la Epidemiología de los Desastres, Nicaragua en 2009, se vio afectada por 25 desastres hidrometeorológicos, la tasa más alta en el istmo. En los últimos 30 años, estos desastres han dejado un promedio anual de 1.880 víctimas por cada 100.000 habitantes y han causado pérdidas económicas de unos US$2.000 millones, una cifra estimable para una economía tan pequeña como la nuestra.
Los efectos del cambio climático en nuestro país, no son ajenos a la realidad mundial, lo que ha motivado a la comunidad internacional a expresar su preocupación frente a una realidad que ha pasado de ser una amenaza a ser una triste realidad que apenas empieza a mostrar su poder destructivo y vaya, qué forma de hacerlo. La preocupación antes señalada, no es nueva, son muchas cumbres las que se han venido desarrollando y todo ha quedado en papel mojado, debido principalmente a la negativa de las grandes potencias encabezadas por Estados Unidos y China por reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual quedó reflejado en su falta de voluntad para  suscribir el protocolo de Kyoto, aprobado el 11 de octubre de 1997, cuyo   objetivo era conseguir la reducción a un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero globales sobre los niveles de 1990 para el periodo 2008-2012. Antes y después del protocolo ya mencionado, se han desarrollado varias cumbres internacionales sobre cambio climático y no se han visto resultados alentadores; la última de ellas ha sido la de Cancún, México, en diciembre del 2010, la misma ha tenido leves progresos si la comparamos con las anteriores y sobre todo con la de Copenhague de diciembre del 2009, que fue un completo fracaso.
En Cancún, la cumbre inaugurada el pasado 29 de noviembre del 2010, aplaza la decisión sobre la prórroga del Protocolo de Kioto y eleva el nivel de "ambición" en la reducción de emisiones de gases causantes del efecto invernadero (GEI). Propone, además, que los países con vínculo jurídico con ese protocolo deberían, "en 2020 reducir sus emisiones en un rango entre el 25 y el 40% en relación a los niveles de 1990", además se crea un Fondo Verde por importe de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, y un sistema en el que por primera vez aparecen objetivos de reducción expresos para Estados Unidos, China, la India y Brasil en el contexto de las Naciones Unidas. Esos países no estaban sujetos a Kioto, ya que Washington nunca lo ratificó, y los otros son economías emergentes. Otras cuestiones "positivas" se refieren al hecho de que el texto recoja el objetivo de no aumentar en más de dos grados centígrados la temperatura del planeta, lo que será revisado en el plazo de cinco años. En 2015, se publicará el informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
Aun con los acuerdos a que se ha llegado en esta reciente cumbre, considero que el camino no ha quedado pavimentado, el próximo encuentro en diciembre del 2011 en Durban Sudáfrica está lejos de poder asegurar que vaya  haber un acuerdo más completo.
Qué conclusiones sacamos, acerca del  vaticinio de  la sociedad geológica de Londres,  ¿estamos entrando a una nueva era? ¿Cómo estamos actuando frente al cambio climático en términos académicos y científicos los que tenemos el privilegio de trabajar  instituciones educativas u organismos donde se impulsan programas de capacitación, donde se gestiona conocimiento?
Las universidades, en particular la universidad pública como la UNAN, instituciones privadas,  el gobierno y la población en general, debemos reflexionar y hacer conciencia sobre esta realidad que ya la estamos viviendo y que si no actuamos de manera responsable, nos espera un futuro nada halagador, sobre todo para las nuevas generaciones. El debate, la reflexión, el análisis, la investigación y la praxis sobre este candente tema de la crisis, el riesgo, la vulnerabilidad, es una tarea de primer orden, donde todos tenemos la enorme obligación moral y científica de entrarle seriamente a este tema, porque somos los responsables de preparar a miles de agentes, formarles capacidades, para que juntos podamos  enfrentar los desafíos que el cambio climático nos esta imponiendo en este siglo XXI,  que también significa derrotar a la pobreza como un flagelo que debemos desterrar de nuestro país.    

martes, 12 de abril de 2011

Soberanía Alimentaria


                                      SOBERANÍA ALIMENTARIA

Eduardo López Herrera.


La soberanía alimentaría juega un papel determinante vista desde el punto de vista de la autodeterminación de los pueblos, la soberanía alimentaría implica también identidad, porque esta soberanía es el derecho de los pueblos, de los países a definir su política agraria y alimentaría sin presiones de ningún tipo, sobre todo de las grandes potencias que siempre han incidido en el destino de muchas naciones sobre todo las más pobres.
En estas últimas décadas, de implementación de políticas neoliberales, hemos asistido a una paulatina destrucción de la soberanía alimentaría, porque los planes de privatización que impulsa esta política están encaminados a priorizar el comercio internacional en detrimento de la alimentación de los pueblos. Cuando el neoliberalismo se propone reducir el estado, esta atentando contra el desarrollo de la nación, contra toda política pública que busca el bienestar de los ciudadanos y desde luego que la soberanía alimentaría también se ve seriamente golpeada.
Hoy en día grandes empresas controlan el mercado globalizado de los alimentos, frente a esa realidad, muchas naciones incluida Nicaragua tienen un enorme reto, sobre todo porque somos países de vocación agrícola, con muchas ventajas comparativas, pero con grandes limitaciones producto del atraso histórico que hemos padecido y por las imposiciones o recetas llegas del exterior en materia agrícola y alimenticia que solo han generado más dependencia, más subdesarrollo.
La soberanía alimentaría debe ser integral, se debe garantizar el acceso a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito, pero priorizando la producción agrícola local, porque este tipo de producción es la que alimenta al pueblo, cuando vemos al burrito cargando el saco de maíz o de frijoles, cuando vemos a la mujer campesina con el canasto de pipianes en el mercado, cuando disfrutamos de ayotes en las purísimas, cuando adquirimos en la pulpería pueblerina, o en la miscelánea de la ciudad la leche, la crema y el queso, cuando nos abastecemos en nuestro tiangue (mercado) de las verduras para la sopa, en fin cuando disfrutamos de nuestro plato de reyes el gallo pinto.
La soberanía alimentaría, debe ser democracia alimentaría al ejercer el pueblo el derecho de participar en la política agraria, empoderándose  de los planes productivos locales y nacionales, combatiendo las amenazas externas que atentan contra nuestros intereses alimenticios, promoviendo las buenas prácticas agrícolas que generan producción abundante y de calidad para el bienestar del pueblo y el desarrollo de la nación.


Seguridad Alimentaria



SEGURIDAD ALIMENTARIA.
Eduardo López H

La seguridad alimentaría es un objetivo estratégico de primer orden que debemos alcanzar, en aras de asegurar el bienestar de la población y el desarrollo de la nación. ¿Porque los países como Nicaragua, que es de vocación agrícola padece de hambre? ¿Por qué tanta inseguridad alimentaría? ¿ Porque la desnutrición infantil?. Las injustas estructurales económico-sociales que han imperado en nuestro país por muchos años son las causantes de que gran parte de la población sufra de hambre, habiendo incluso muchas tierras ociosas que deberían servir para la producción de alimentos.
Pero también no esta demás señalar que muchas veces la falta de seguridad alimentaría esta determinada por patrones de orden cultural, como por ejemplo los hábitos alimenticios de nuestra población, en muchas ocasiones se desperdician verduras, frutas, etc. es decir, no les damos el valor que tienen, ni económicamente ni en términos alimenticios, frutas que se pierden en los campos, o más bien son los animales los que las aprovechan, u otro tipo de alimentos que podrían ser el complemento del gallo pinto, pero no los sembramos porque falta  voluntad, aun sabiendo lo nutritivo que son. Es necesario promover el fortalecimiento de la economía familiar campesina, de la producción campesina familiar, de la pequeña producción, para evitar que la gente pierda la capacidad de autoabastecerse y autoalimentarse.
Todos debemos luchar, por no caer en la pérdida de la autosuficiencia alimentaría, es decir, tenemos que asegurar nuestra seguridad alimentaría, porque no podemos permitir que nuestro país se transforme de país productor a país consumidor, sobre todo en el caso de Nicaragua, que es un país con una alta vocación agrícola, una práctica consumista provoca que quienes más saben de producción, que quienes más conocen la tierra, se alejen de ella y de sea manera, la cultura campesina se estanca y al final se pierde, también cuando  se incrementa la migración del campo hacia la ciudad, o nuestra gente, sobre todo del sector rural, emigra al exterior, se pone en peligro la cultura campesina de producción de alimentos.
Los recursos naturales que Nicaragua posee, son suficientes para enfrentar el reto de la seguridad alimentaría y esto a pesar de la explotación irracional a que han sido sometidos, por lo tanto, debemos evitar a toda costa que la crisis alimentaría o la insuficiencia alimentaría sea interpretada como escasez de alimentos, debemos estar claros que no hay escasez de alimentos, sino obstáculos para que los más pobres accedan a los alimentos y producirlos ellos mismos, como también factores de orden cultural que no permiten a los sectores más vulnerables acceder a una dieta más balanceada.
Tenemos que aprovechar todas aquellas iniciativas que apunten a la seguridad alimentaría e integrarlas en una lógica de autosostenibilidad, porque la soberanía y la seguridad alimentaría deben contar en primer lugar con la disposición de todos por la erradicación del hambre y una alimentación de calidad, lo que implica impulsar acciones económicas, ecológicas y productivas que apunten al bienestar común y al desarrollo local y nacional.
12-04-2011