martes, 12 de abril de 2011

Soberanía Alimentaria


                                      SOBERANÍA ALIMENTARIA

Eduardo López Herrera.


La soberanía alimentaría juega un papel determinante vista desde el punto de vista de la autodeterminación de los pueblos, la soberanía alimentaría implica también identidad, porque esta soberanía es el derecho de los pueblos, de los países a definir su política agraria y alimentaría sin presiones de ningún tipo, sobre todo de las grandes potencias que siempre han incidido en el destino de muchas naciones sobre todo las más pobres.
En estas últimas décadas, de implementación de políticas neoliberales, hemos asistido a una paulatina destrucción de la soberanía alimentaría, porque los planes de privatización que impulsa esta política están encaminados a priorizar el comercio internacional en detrimento de la alimentación de los pueblos. Cuando el neoliberalismo se propone reducir el estado, esta atentando contra el desarrollo de la nación, contra toda política pública que busca el bienestar de los ciudadanos y desde luego que la soberanía alimentaría también se ve seriamente golpeada.
Hoy en día grandes empresas controlan el mercado globalizado de los alimentos, frente a esa realidad, muchas naciones incluida Nicaragua tienen un enorme reto, sobre todo porque somos países de vocación agrícola, con muchas ventajas comparativas, pero con grandes limitaciones producto del atraso histórico que hemos padecido y por las imposiciones o recetas llegas del exterior en materia agrícola y alimenticia que solo han generado más dependencia, más subdesarrollo.
La soberanía alimentaría debe ser integral, se debe garantizar el acceso a la tierra, al agua, a las semillas y al crédito, pero priorizando la producción agrícola local, porque este tipo de producción es la que alimenta al pueblo, cuando vemos al burrito cargando el saco de maíz o de frijoles, cuando vemos a la mujer campesina con el canasto de pipianes en el mercado, cuando disfrutamos de ayotes en las purísimas, cuando adquirimos en la pulpería pueblerina, o en la miscelánea de la ciudad la leche, la crema y el queso, cuando nos abastecemos en nuestro tiangue (mercado) de las verduras para la sopa, en fin cuando disfrutamos de nuestro plato de reyes el gallo pinto.
La soberanía alimentaría, debe ser democracia alimentaría al ejercer el pueblo el derecho de participar en la política agraria, empoderándose  de los planes productivos locales y nacionales, combatiendo las amenazas externas que atentan contra nuestros intereses alimenticios, promoviendo las buenas prácticas agrícolas que generan producción abundante y de calidad para el bienestar del pueblo y el desarrollo de la nación.


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