viernes, 11 de octubre de 2013

Las Comunidades del Cafe, Entre la Seguridad Alimentaria y la Seguridad Nutricional



Las Comunidades del Café, Entre la Seguridad Alimentaria y la Seguridad Nutricional. 



MSc. Eduardo López H. Docente FAREM. Director de ASDENIC. 

Garantizar al menos la seguridad alimentaria deberá ser el reto de las familias del café en los próximos años, ante la compleja realidad que se ha generado debido al impacto de la roya en los cafetales nicaragüenses, sobre todo en los pequeños y medianos productores quienes producen un poco más del 90% del café en Nicaragua, pero que son los más afectados.
Según estimaciones preliminares sobre la cosecha 2013-2014, la producción podría andar entre 1.6 y 1.7 millones de quintales, que a criterio de algunas organizaciones cafetaleras sería desastrosa. Es importante señalar que el último ciclo con resultados positivos fue la cosecha 2011-2012, con una producción de 2.28 millones de quintales.
 Las comunidades del café están resintiendo desde el año pasado los efectos de la roya en sus vidas, es decir en su realidad socio-económica y productiva, lo que no tiene visos de solución al menos en los próximos dos años, porque están en una etapa de renovación de sus cafetales y siempre con la amenaza latente del flagelo destructor de los cafetales. En el norte de Nicaragua, un 26% de los cafetales necesitan renovación, es decir unas 23,400 manzanas, de las 90,000 mil que se siembran del grano de oro, las manzanas a renovar son mayoritariamente de pequeños productores que no han tenido otra alternativa de vida más que la caficultura y en escala muy pequeña con rendimientos de producción y productividad extremadamente bajos. 
¿Como garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades del café? ¿Cómo aspirar a su seguridad nutricional? No es una tarea fácil cuando no se tienen los recursos económicos que les genera el café y cuando habrá un desplome del empleo, porque muchas familias además de dedicarse a su pequeña parcela, cortan café en otras fincas. La crisis cafetalera puede significar este año un desempleo aproximado de cincuenta mil personas, esto sin incluir a personas que participan de la cosecha como jaladores, choferes, vigilantes, transportistas y personal que labora en los beneficios de café.
Es de apremiante necesidad un plan de emergencia a corto plazo, que permita encontrar respuestas concretas frente a la crisis que viven las comunidades del café y la más viable, es la diversificación productiva a la par de la renovación cafetalera, diversificación que garantice una alimentación básica pero que también sea producida para fines comerciales y de esa manera llevar ingresos a la casa, lo que implica ver la parcela como una pequeña empresa y no como una simple área de tierra que siempre ha dado el sustento de manera marginal. La crisis actual del café, es una lección aprendida donde las comunidades deberán salir fortalecidas, y demostrar que las crisis no deben seguir siendo cíclicas, porque la riqueza material y humana es un capital de un valor incalculable para salir de la pobreza. 
Octubre 2013.

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