lunes, 17 de septiembre de 2012

La Cumbre de Rio +20.

Msc. Eduardo López. Docente  y Miembro del Consejo de Facultad FAREM. 

En junio de  1992, se celebro en Río de Janeiro, la primera cumbre de la tierra, que reunió a 125 Jefes de Estado y de Gobierno  de 178 países y  aproximadamente a 400 representantes de organismos no gubernamentales, en esa cumbre se establecieron acuerdos de invaluable importancia en la permanente lucha por salvar al planeta tierra.

La Cumbre de Rio produjo dos acuerdos no obligantes: la Declaración sobre Ambiente y Desarrollo y la Agenda 21. La primera contiene 27 principios relacionados con el desarrollo y el ambiente entre los cuales se incluyen algunos como los # 3 y #4 que hacen explícita referencia a la protección ambiental, al desarrollo sustentable y a las políticas demográficas apropiadas. La Agenda 21 representa un plan de acción basado en esos principios.

En la  cumbre se asumieron compromisos que condujeron a una serie de reuniones internacionales que produjeron tratados importantes como: la Convención de Cambio Climático, la Convención sobre Biodiversidad y la Convención de Combate a la Desertificación. Además se crearon dos instituciones importantes: la Comisión Mundial para el Desarrollo Sustentable (UNCSD) para hacer el seguimiento de la Agenda 21 y la “Global Environmental Facility” (GEF) para ayudar a los países en desarrollo a enfrentar los retos ambientales globales.

Es importante señalar que en la cumbre de Río del 92, se profundizo en el tema del desarrollo sostenible, un tema que nació en 1987 con el llamado “ Informe Brundtland” que entre otras cosas señalaba que “ la protección ambiental había dejado de ser una tarea nacional o regional para convertirse en un problema global. Todo el planeta debía trabajar para revertir la degradación actual. También señaló que debíamos dejar de ver al desarrollo y al ambiente como si fueran cuestiones separadas”. El concepto de desarrollo sostenible sirvió de eje a dicha cumbre.
Ha corrido mucha agua bajo el puente en este tema de la preservación de la Madre Tierra, asediada por las prácticas irracionales del genero humano hacia el medio ambiente, que ha llevado como dice la Sociedad Geológica de Londres a la finalización de una era geológica, el holoceno y a iniciar una nueva, el antropoceno, con graves consecuencias para la preservación del planeta y por ende de la especie humana. Frente a esta amenaza, por más de dos décadas se han celebrado numerosas cumbres en favor del medio ambiente y la disminución del cambio climático. A juzgar por los resultados, unificar posturas y arrancar compromisos entre los participantes es tan complicado como la solución al problema.

La más reciente de las cumbres,  Río +20 , en donde se reunieron alrededor de  45,381 participantes, 188 delegaciones oficiales, más de 100 jefes de Estado y  9, 856 ONG´s y grupos mayoritarios, no se cumplieron las expectativitas que se tenían alrededor de encontrar soluciones que viabilizaran una estrategia común por la salvación de la bolita del mundo,  primó la lógica de que era preferible tener cualquier acuerdo a no tener ningún acuerdo.  

Los grandes temas de la Cumbre eran economía verde en el contexto de la sustentabilidad, erradicación de la pobreza y el marco institucional del desarrollo sustentable.  Las áreas prioritarias se centraron en empleos dignos, energía, ciudades sustentables, seguridad alimentaria,  agricultura, agua, océanos y desastres.

En Río los líderes no fueron  capaces de dar respuestas contundentes a las demandas planetarias por un medio ambiente sano y descontaminado. De momento no habrá nuevos mecanismos de financiación para políticas de desarrollo sostenible, ni un acuerdo para crear una agencia que sea el brazo medioambiental de la ONU (actualmente lo que existe es el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente –PNUMA-), ni nuevos pasos al frente en la protección de los océanos, ni la decisión de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles o medidas que contribuyan a la erradicación de la pobreza en el mundo.

Para Barbara Stocking, directora ejecutiva de Oxfam Gran Bretaña, "Río será recordada como la cumbre del engaño. Vinieron, hablaron, pero no actuaron. Elegimos a los gobiernos para que hagan frente a las cuestiones que nosotros no podemos afrontar solos. Pero no están proporcionando el liderazgo que el mundo necesita desesperadamente. Paralizados por la inercia y sujetos a demasiados intereses, muchos gobiernos son incapaces de unir los puntos y solucionar las crisis medioambientales, de igualdad y económicas, todas interconectadas”.
Greenpeace, por ejemplo, cree que la cumbre "pasará a la historia por la falta de ambición de los Gobiernos participantes, y por sus buenas palabras vacías de contenido".

Uno de los temas más controversiales de la cumbre ha sido el concepto de “economía verde”, para muchos organismos este concepto representa una mercantilización del medio ambiente, si partimos de que en los países ricos no existe la voluntad política por reducir las amenazas a la Madre Tierra y serían los mayores  beneficiados no solo por su capacidad económica sino también por sus ventajas tecnológicas, como por ejemplo la nanotecnología, la biología sintética y la geoingeniería que fueron discutidas en la preparación de la cumbre.

Nestor Martínez, en el Diario CoLatino.com  señala que: “Una economía verde – dice un documento de la ONU-  está destinada a  promover la industrialización basada en la eficiencia de recursos, asegurando un  acceso fiable, local y asequible a la energía y la tecnología, así como mejorar la  eficiencia en el uso de los recursos que podría mejorar la competitividad de la  región (Latinoamérica)”. Aquí encontramos la competitividad, que como antes señalamos es un paradigma del capitalismo salvaje”.

Frente a este tipo de cumbres, a sus resoluciones, frente a las amenazas que sufre el planeta tierra, ¿Qué estamos haciendo las universidades? ¿De que manera estudiantes y docentes nos empoderamos de esta situación? Estudiamos, investigamos, escribimos sobre esta problemática? ¿Esta la trasformación curricular estableciendo como eje trasversal en los programas de asignatura los problemas del medio ambiente, el desarrollo sostenible y sustentable ? ¿Cuál es el rol de la universidad para reorientar el futuro del país? Tenemos un enorme reto como máxima casa de estudios y no podemos defraudar a la sociedad y al país, la ciencia debe estar al servicio del desarrollo nacional sobre todo en este siglo XXI de incertidumbres y de esperanzas por un mundo mejor en un ambiente sano y de prosperidad.

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