lunes, 21 de diciembre de 2015

El Homo Académicus



El Homo Académicus.

  1. Eduardo López. Docente UNAN Estelí.


Estamos en el siglo XXI y todavía está presente el modelo profesionalizante en muchas de nuestras universidades, es decir, el espíritu de la universidad napoleónica campea por muchos recintos universitarios, reivindicando al homo académicus originado en los tiempos de la ilustración del siglo de las luces.  Son muchos los profesionales que se gradúan y se forman bajo un diseño curricular que los prepara para trabajarle a otros, es decir, hay total ausencia de innovación y emprendedurismo  que permita tener a un estudiante y un futuro profesional decidiendo por el mismo, con iniciativa creadora, con propuestas novedosas que lo forjen como agente de cambio.

Vivimos un cambio de época signada por la  sociedad del conocimiento y de la información que está cambiando los patrones culturales de la humanidad a un ritmo muy acelerado, por lo tanto, no es posible continuar con modelos educativos que insisten en posiciones academicistas que más bien fortalecen el circulo vicioso en cuanto a formación se refiere.
Es determinante una educación que rompa con los esquemas tradicionales y que se enrumbe por los campos de la innovación y el emprendedurismo y esto solo es posible con una formación crítica, emancipadora y trasformadora del sujeto en formación.
Romper con el academicismo, implica establecer saberes pedagógicos que sean críticos, es decir, conocimientos prácticos que permitan identificar el ser y el quehacer, es decir, una teoría  y una praxis pertinente, donde la educación forme para la vida, donde se aprenda no solo a aprender, sino a emprender.
En definitiva, se trata de establecer una nueva escuela, una nueva educación, una nueva universidad, con una visión y misión a tono con un mundo cambiante  que reclama nuevas estrategias metodológicas para la formación del ser, así como también contenidos pragmáticos que estén en correspondencia con las demandas de cambio material y cultural de la sociedad.
Hoy es fundamental una pedagogía critica, para la formación de seres epistémico sociales (educador –educando), que impregnados de un espíritu innovador y emprendedor se transformen y que trasformen el medio.
Enero 2015.


 

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