Varsovia
y la Cumbre de Cambio Climático
MSc.
Eduardo López H. Miembro del Consejo de Facultad. FAREM Estelí.
Recién acaba de
finalizar la cumbre de cambio climático en Varsovia Capital de Polonia, y no queda más que señalar que ha sido la
madre de los fracasos en materia de cumbres, es decir, no se registraron
progresos sustanciales en cuanto a la reducción de gases contaminantes; y el
cambio climático, pica y se extiende, como lo demuestran las diferentes
manifestaciones del mismo en diferentes partes del mundo, (el caso de Filipinas
es el más reciente) con sus respectivos efectos donde Nicaragua no se queda al
margen.
En esta cumbre llamada
también COP 19, se mostró nuevamente la actitud irresponsable de los países
ricos en cuanto a minimizar los daños causados por el calentamiento global;
pero además, el retraso en los plazos en
cuanto a la reducción de las emisiones, recordemos que el protocolo de Kyoto, continua
siendo el único acuerdo vinculante en
materia de reducción ampliado hasta el 2020, con débiles compromisos de países
ricos; los máximos responsables de la
contaminación mundial.
No deja de ser
aleccionador la actitud tomada por el bloque de 133 países en desarrollo y un
grupo de ONG ambientales, que decidieron retirarse de la cumbre, ante el
incumplimiento de los mayores contaminadores del planeta-los países
desarrollados-que se niegan a financiar los daños y pérdidas que ocasiona el
calentamiento global, con un precio incalculable en cuanto a la destrucción del
medio ambiente y todo lo que esto conlleva en materia productiva, económica y
social.
La presencia de
compañías que representan el comercio mundial en la cumbre, no dejó de causar
malestar entre muchas delegaciones participantes, sobre todo de los países del
sur, ante el temor de que se este buscando recurrir al sector privado para la
gestión de préstamos e inversiones, en la búsqueda de propuestas para la
adaptación al cambio climático, por eso ya se empieza a hablar de “COP
Corporativa”, lo que es altamente preocupante. ¿Será que asistiremos a la
privatización de las grandes decisiones en materia climática?
Desde la cumbre de la
tierra de Estocolmo en 1972 han pasado cuarenta y un años, y los pronósticos sobre el clima siguen
siendo apocalípticos. El último Boletín Anual de la Organización
Meteorológica Mundial muestra que “el efecto del calentamiento global en el
clima aumentó un 32% entre 1990 y 2012”. Y el Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC) ha advertido hace sólo unas semanas que: “De
continuar como hasta ahora la presión antropogénica sobre el sistema climático,
el nivel del mar habrá aumentado 82 centímetros y las temperaturas podrían
subir entre 0,3 y 4,8ºC para 2100.”
Si no hay un acuerdo verdaderamente serio a nivel mundial sobre el complejísimo problema que representa el cambio climático, no habrá cumbre, ni protocolo, ni acuerdo, etc. que valga; de antemano, la cumbre de Perú del 2014 y Paris 2015, están condenadas al fracaso, porque lo que nos han venido mostrando las cumbres anteriores, es la profundización de una contradicción entre los que aspiran a un planeta descontaminado versus los contaminadores que quieren imponer sus decisiones a cualquier costo.
Si no hay un acuerdo verdaderamente serio a nivel mundial sobre el complejísimo problema que representa el cambio climático, no habrá cumbre, ni protocolo, ni acuerdo, etc. que valga; de antemano, la cumbre de Perú del 2014 y Paris 2015, están condenadas al fracaso, porque lo que nos han venido mostrando las cumbres anteriores, es la profundización de una contradicción entre los que aspiran a un planeta descontaminado versus los contaminadores que quieren imponer sus decisiones a cualquier costo.
Los siete mil millones de
personas que habitamos en la tierra, debemos estar claros que no existe un planeta B, es uno
solo y lo estamos destruyendo. Considero que tenemos poco tiempo para
recapacitar y actuar, si no lo hacemos,
no hay que ser adivinos para saber lo que nos espera, el planeta tierra nos
está enviando señales, tenemos que salvarlo para que nos salvemos todos.
Diciembre 2013.
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