La
Revolución Sandinista.
MSc.
Eduardo López H. Docente FAREM. Miembro del Concejo de Facultad.
El prestigioso
historiador británico de origen
Judío, Eric Hobsbawm, un pensador clave
de la historia del siglo XX, señalaba que “en
época de revolución, lo más significativo es la caída de los símbolos”, y esto lo señaló a propósito de la toma del cuartel
de La Bastilla en Paris, un símbolo de la aristocracia y el feudalismo, con lo
que se sellaba el triunfo de la revolución francesa de 1789, las palabras de Hobsbawm, adquieren vigencia,
cuando en julio de 1979, el símbolo de la dinastía somocista-la estatua de
Anastasio Somoza García, montado en su hermoso caballo que estaba ubicada en la
parte norte del estadio nacional de beisbol, que llevaba su nombre- era
derrumbada por la población nicaragüense, sepultando a un oprobioso régimen que se había
entronizado en el país por más de cuarenta años.
La revolución
sandinista, es el producto de un largo recorrido de lucha del pueblo
nicaragüense, que lo encabezó el Frente Sandinista de Liberación Nacional,
organización que liderada por Carlos
Fonseca Amador, logra interpretar las enseñanzas de Augusto C Sandino, que
desarrolla su lucha en un contexto nacional muy complejo, signado por el
entreguismo de la oligarquía libero-conservadora y en un contexto internacional, que se expresaba a través de
la expansión militar norteamericana. Así como la praxis guerrillera, del héroe
de las Segovias, fue trasmitida a través de emblemáticos luchadores de la talla
de Santos López y Ramón Raudales, el pensamiento y la visión de Sandino fue
trasmitida por el maestro Edelberto Torres Espinoza a Carlos Fonseca, como uno
de los legados más valiosos que se hayan entregado en pro de la liberación de
Nicaragua de la dictadura somocista.
La experiencia
histórica de la revolución en Nicaragua, es una de las enseñanzas más
significativas para los movimientos sociales en el mundo y en particular para
la izquierda, porque se rompió con los viejos esquemas de los partidos comunistas,
sentando las bases de una nueva izquierda, que logró establecer una relación
dialéctica entre los instrumentos de análisis marxista y la tradición de lucha
del pueblo, que logró sintetizar sus esperanzas y utopías en la acción y el
pensamiento de Sandino.
Los años de lucha que
desembocaron en el triunfo de la revolución, tuvieron un costo muy elevado en
vidas humanas, “La victoria tiene un
precio elevado y triste”, decía
Carlos Fonseca, no obstante, el único camino que quedaba era el de la lucha
armada, igual como ocurrió en el resto de países de América Latina y el Caribe,
donde Cuba ya se había anticipado, al desafiar, al búfalo de dientes de plata” como nos dice Rubén Darío y conducidos por
Fidel Castro entraban los guerrilleros a La Habana, el primero de enero de
1959.
Con su ejemplo, la
revolución cubana, desató la ira de los Estados Unidos, aplastando todo
movimiento social o político que estuviera en contra de sus intereses, ya
antes, en 1954, habían derrocado a Jacobo Arbenz en Guatemala, posteriormente
le dieron golpe de estado a Juan Bosch
en República Dominicana en 1963, la
experiencia nacionalista de Bolivia en 1952 y su derrocamiento en 1964, el
derrocamiento en 1975 del gobierno nacionalista de Juan Velasco Alvarado en
Perú, el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile en 1973, la muerte de Omar Torrijos en 1981 entre los más
significativos, por lo tanto, el camino al triunfo en Nicaragua, estaba lleno
de espinas y para Estados Unidos, el control de Nicaragua siempre fue clave,
tanto por el antecedente de la lucha de Sandino como por su posición
estratégica para un canal interoceánico como hoy queda demostrado.
Con la revolución
sandinista, finaliza el ciclo de las revoluciones armadas en América Latina que
se inició con la revolución mexicana de 1910 encabezada por Emiliano Zapata y
Pancho Villa, pero su legado, ejemplo y
vigencia, están presentes, como la imagen imperecedera de la entrada de los
guerrilleros a Managua aquel 19 de julio de 1979 para tomarse el cielo por asalto.
Julio 2013.